jueves, 31 de mayo de 2012

Luciérnagas, de Ana María Matute.


Ni por asomo jamás se me habría pasado por la cabeza que algún libro de los de lectura obligatoria del Instituto llegara a gustarme y mucho menos que llegara a emocionarme.  Este curso hemos leído muchos clásicos: El Quijote, Tres Sombreros de Copa, La Metamorfosis, Luces de Bohemia, Tormento… La mayoría eran aceptables, pero de momento no volvería a leerlos una vez más.

El libro del que os pretendo hablar es Luciérnagas, de Ana María Matute. ¿No os ha pasado nunca eso de tener muchas ganas de contar y explicar cómo te sientes pero no puedes, te es imposible, no encuentras las palabras adecuadas? Eso te hace sentir peor y todo. Podemos decir que en esta obra encontramos párrafos que parece que la Matute nos haya robado los sentimientos y los haya plasmado ahí. Es un libro que cuenta de una manera realista y dramática la historia de un grupo de jóvenes  –casi niños-  y de la manera tan escalofriante que se sentían.  Un grupo de jóvenes a quienes la guerra civil ha despojado de cualquier resto de su anterior universo infantil; en la Barcelona de 1936 (Guerra civil española). Nos cuenta la experiencia vivida en la Guerra Civil desde los ojos de la protagonista, Sol, quien pierde a sus seres más queridos durante la guerra, y su forma de vivirlo.
“Barcelona de soldados y mujeres mal pintadas, de refugiados y mendigos, de gentes ocultas que intentan sobrevivir día a día en medio de los escombros, la luz blanquecina de los reflectores, los bombardeos y la amenazada espera. “ La historia se narra a través de los ojos de la protagonista: Sol (de Soledad), una muchacha de unos  15 años frágil y delicada, a la que le toca vivir una serie de situaciones demasiado desagradables por la edad que tiene. Al principio de la Guerra pierde a su padre, vive la decadencia de su familia (económica y sentimental), su hermano se va de casa, su madre está en depresión.... El título (Luciérnagas) podemos decir que hace referencia a la historia de amor que vive la protagonista (Sol) con Cristián. Pequeñas lucecitas de esperanza entre la oscura noche de la guerra.

Por suerte o por desgracia hoy mismo he acabado la lectura, y la verdad es que el final es un "sin palabras". A medida que la obra va acabando te va pintando las cosas bien y de golpe le da un giro de 360º. Desde mi opinión personal le doy un excelente a la obra y a la escritora. Nos ha narrado de una forma muy fina y precisa sentimientos, vivencias, sensaciones, momentos delicados... Sin pensarlo dos veces os lo recomiendo.

"El cielo sólo sabía reflejar y mirar, era horrible el cielo con su gran bóveda impasible sobre los hombres, la tierra, los antiguos juguetes olvidados. Se goza de la vida, se hunde la vida, se llora o se ríe, y el cielo sigue mirándonos como si nada hubiera ocurrido, agujereado de estrellas amarillas."




"-Sonríe -decía ahora Cristián-. Si no nos inventamos motivos para sonreír, te aseguro que nadie nos los regalará....Todo, todo hay que inventarlo de nuevo. "


"Por primera vez en su vida, tenía conciencia de su soledad, y recordó a una mosca en el fondo mojado de un vaso, luchando por trepar hasta el borde. Resbalaba y caía, caía siempre: nunca llegó a salir de allí."










María.

1 comentario:

  1. Vaya, bonita reseña! La verdad es que yo me he sentido igual al leerme este libro. Es una gran obra ya que consigue que te sientas identificadocon los personajes, que simpatizes con ellos, que los compadezcas por la situación que viven y todo sin ser crueles ni especialmente sádicos (al tratarse de una guerra, podría haberse recreado mucho más en sangre). me encantó, aunque el final es un poco triste... :/

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